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lunes, 9 de junio de 2014

Reflexión sobre el amor

“Entran por la derecha, salen por la izquierda abren tu puerta. Vienen con el gesto de no decir la verdad, con la cara de crueldad encerrada en una celda. Vienen pensando que el amor no se trabaja sino que se presta. Otros se creen que basta con darle a un clic y ya está, en el facebook o el badoo está su mejor apuesta.
Yo pienso que a veces el amor necesita cuidados más que olvido, necesita silencios más que ruido. Supongo que a veces el amor está sometido a un “Tú dámelo todo que ya veremos cuanto te doy yo”; a un “Creía que te quería pero me he cansado en el primer escollo”; a un “Hoy apóyate en mi hombro y respira hondo que si mañana me llamas, a lo mejor… no te respondo”.
Entonces qué diferencias hay entre el amor y el deseo intenso. ¿Por qué lo llaman vicio cuando quieren decir sexo? ¿Por qué lo llaman amor cuando solo es necesidad momentánea de calor? ¿Por qué lo llaman amor cuando van de flor en flor? Aun que, un momento! ¿Acaso no se puede amar a muchos al mismo tiempo? ¿Acaso la monogamia no es solo un invento de esos que hablan de amor pero solo ponen reglas, prohibiciones, mandamientos?¿Acaso no importa más la calidad que la cantidad? ¿Acaso la mayor perversión no es la castidad?¿Acaso no hay acto más amoroso que dejar que te coman la entrepierna? ¿A caso no hay acto más amoroso que comerle la entrepierna a alguien?¿Acaso al amor se le puede poner normas?¿Acaso no se puede hacer un trío, un cuarteto, un quinteto, un sexteto, una orgía, y sentir como el amor se desborda?¿A caso el sexo no es otra forma de amor, a lo mejor, la más gorda?
Existe el amor de cinco minutos. Existe el amor de una noche de borrachera. Existe el amor sadomasoquista como conquista de nuevos límites y abismos. Existe la masturbación, como el amor contigo mismo. Existe el cunnilingus, la felación, la lluvia dorada, el sexo anal, el kamasutra, voyerismo, y así etcétera, etcétera, etcétera. Porque lo que a mí me atrae puede ser asqueroso para ti. Hay quien se enamora de una muñeca hinchable o de un maniquí. Hay quien se enamora de un lindo dildo clonado de rocco, que da mucho placer, y a cambio pide bien poco.

Fetiches, fetiches, fetiches como formas de amor loco. También existe el amor sin sexo y os aseguro que es muy profundo, sino preguntadles a mis padres que llevan 53 años casados y aun se quieren y siguen juntos.
Llegados a este punto yo me pregunto, ¿qué es el amor? ¿Qué es el amor sino una enajenación mental, una adicción a nuestro yo ideal, una reacción en la que nuestra sangre hierve, una pasión que dura lo que nuestra mente, corazón y polla acuerden? Un instinto que primero te besa, y luego te muerde. Eso no.
Yo solo sé que soy esclavo de amor y amo de la moral que derramo y me desangro, con media cara sonrío con la otra media estoy llorando. Porque estoy  pensando que si ando enamorado sufro por no perder lo que más quiero y me convierto en un perrito faldero y manso. Y si no estoy enamorado también sufro por buscar a mi media naranja, mi alma gemela sin descanso.
¿Entonces qué hago?

Entonces me cago en el amor. Me cago en el amor y en esas películas con ese final feliz que acaba en un te quiero. Me cago en Ghost, Dirty Dancing, Notting Hill y en Oficial y Caballero. Me cago en las despedidas de soltero. Me cago en los besos en andenes justo cuando arrancan trenes. Me cago en las perdices comidas por infelices suicidas que luego hacen separación de bienes. Me cago en esos amigos que desaparecen cuando se echan novia. Me cago en el trucho y en la trucha. Me cago en las amigas que cambian el discurso cuando el novio las escucha. ¡Me cago en el amor!
Pero, no puedo vivir sin él porque el muy cabrón lo inunda todo: las flores, las plantas, las cosas bellas, los prados, los bosques, las estrellas, los planetas, la luna y el sol y Louis Armstrong cantando de fondo: “What a wonderful world”. Y entonces respiro amor.
Y me he dado cuenta que en este discurso he sido un necio porque he intentado ponerle al amor etiqueta y precio, craso error, porque el amor está en nuestro corazón y nuestra mente. Y no hay mayor prueba de amor que dejar que todo lo que hay alrededor viva libremente”
Reflexión sobre el amor de Nach